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GASTRONOMÍA DE LYON

 

Lyon es conocida como la capital de la gastronomía francesa y la cuna de muchos de los platos más típicos de Francia.

Restaurante de Paul BocuseLa fama de la cocina de Lyon comenzó en el siglo XVIII, cuando varias cocineras de familias acomodadas dejaron sus trabajos para abrir sus propios negocios de comida casera. Estas mujeres, conocidas como las Mères lyonnaises, comenzaron sirviendo a trabajadores, aunque las bondades de sus platos pronto llamaron la atención de políticos, empresarios y famosos.

Una de estas cocineras, Mére Brazier, fue la mentora de Paul Bocuse, el más famoso cocinero de la ciudad, que ha sido galardonado con tres Estrellas Michelín durante 40 años.

¿Dónde comer en Lyon?

Lyon cuenta con numerosos restaurantes, pero si quieres comer en un lugar verdaderamente tradicional y típico, hazlo en un bouchon. Ese es el nombre que reciben los restaurantes que han sido distinguidos con la etiqueta Authentique bouchon lyonnais, que cataloga a los más antiguos y más fieles a la historia gastronómica de la ciudad.

¿Qué comer en Lyon?

Quenelle de brochetUno de los platos más típicos de la cocina lionesa es la quenelle, una especie de croqueta de pescado. Las más conocidas son las de brochet (lucio).

Otra especialidad muy vinculada a la ciudad es el cervelle de canut, que se realiza con fromage blanc, que es un queso de untar muy cremoso, mezclado con hierbas, cebolla, sal, aceite de oliva y vinagre. El nombre de este plato significa literalmente "cerebro de canut" y se refiere a lo poco valorados que estaban los trabajadores de la seda en el siglo XIX.

La andouillette es una salchicha elaborada con el intestino y el estómago del cerdo aderezados con especias y vino. Aunque ya se vende cocida, se suele preparar a la parrilla, guisada o a la sartén.

También son muy típicas la sopa de cebolla y la ensalada lionesa, que lleva bacon y huevo.

Uno de los postres más conocidos son los bugnes, una especie de buñuelos fritos.

Es muy habitual tomar queso como entrante o postre. En concreto, el más famoso es el Saint-Marcellin, que es blando y con la corteza fermentada.

Para acompañar, nada mejor que un buen vino, como el de Beaujolais.

Foto Quenelle: Arnaud 25